La motricidad y la psicomotricidad son conceptos relacionados, pero tienen diferencias clave en su enfoque y aplicación.
Motricidad:
Se refiere exclusivamente a la capacidad de movimiento del cuerpo. Implica el control y coordinación de los músculos y articulaciones para realizar acciones físicas, como caminar, correr, saltar o agarrar objetos.
Se divide en dos tipos principales:
- Motricidad gruesa: Movimientos amplios que involucran grandes grupos musculares, como correr o saltar.
- Motricidad fina: Movimientos más pequeños y precisos, como escribir o manipular objetos pequeños
Es un aspecto más físico y no necesariamente involucra procesos psicológicos o cognitivos complejos.
Psicomotricidad:
Involucra tanto la dimensión motriz como la dimensión psicológica. Es la interacción entre el cuerpo y la mente.
Abarca no solo la capacidad de moverse, sino también cómo los movimientos están conectados con la percepción, las emociones, la cognición y la relación con el entorno. Integra aspectos como la autoimagen corporal, la coordinación sensorial (vista, tacto, oído, etc.) y las respuestas emocionales en relación al movimiento.
Se realiza comúnmente en la etapa de desarrollo infantil, también en rehabilitación y en terapias para trabajar tanto el cuerpo como la mente, promoviendo el equilibrio emocional, social y motor.
En resumen:
- Motricidad se centra en el movimiento físico del cuerpo.
- Psicomotricidad aborda la relación entre los procesos mentales (emociones, percepciones) y el movimiento corporal, lo que implica un enfoque más amplio que incluye tanto lo físico como lo psicológico.
Ambos conceptos son clave en el desarrollo infantil.
¿Cuál de ellas se hace en Raíces?
La psicomotricidad puesto que la dimensión psíquica, emocional y social tiene un peso importantísimo en el desarrollo infantil y acompañar este proceso es fundamental para un crecimiento armonioso e integral como seres humanos.
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